snowboards
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Las tablas de snow para principiantes suelen ser las más fáciles de maniobrar con ellas en toda clase de terrenos y resultan perfectas para los primeros descensos en pista.
Si ya llevas un poco más de tiempo practicando el snowboard y te gusta el freestyle, te sugiero que te hagas con una tabla corta para que puedas aprender y hacer de forma más fácil saltos, trucos y jibbing.
El ancho de la tabla también influye en lo que vas a sentir sobre la nieve. Las tablas más anchas son más estables, los pies caben mejor y flotan muy bien en la nieve polvo.
La historia del
Snowboarding
El snowboard moderno empezó en el 1965 cuando Sherman Poppen, un ingeniero de Muskegon, Michigan, inventó un juguete para sus hijas juntando dos esquís y atándolos a una cuerda con la cual tener control sobre la tabla. Lo llamó «snurfer» (una combinación de nieve y surf) y fue tan popular que Sherman Poppen vendió la licencia a una empresa, Brunswick Corporation, que consiguió vender cerca de un millón de «snurfers» durante la siguiente década, más de medio millón sólo en 1966.
Tom Sims, un amante del skateboarding, fabricó un snowboard en la escuela cuando cursaba octavo grado en Haddonfield, New Jersey, allá por el año 1960. Su idea fue tapizar la parte superior de un trozo de madera y fijar una chapa de aluminio en la parte inferior que, posteriormente, a mediados de los años 1970 produjo y comercializó. Al mismo tiempo, Dimitrije Milovich, un entusista del surf que utilizaba las bandejas de la cafetería de la universidad para deslizarse por la nieve, construyó una tabla de snowboard llamada «Winterstick» inspirada en las tablas de surf convencionales. Varios artículos sobre las tablas Winterstick en revistas importantes del país ayudaron a publicitar este deporte tan joven.